Friday, August 25, 2006

Una horda de asesinos

¿O qué otro nombre puede dárseles? ¡Asesinos! ¡Monstruos! ¡Verdugos! ¡Terroristas! Da igual. Todos esos calificativos se merecen quienes no sienten ningún respeto por la vida; quienes comercian con la muerte y la convierten en lucrativo negocio: mister W. Bush y sus cáfilas, o su caterva, o su pandilla (los sinónimos abundan), convierten la luz, en penumbras; las esperanzas, en desaliento; la alegría, en tristeza; la pureza, en deshonor; el honor en ignominia; el amor, en odio; la paz, en guerra.
Nadie tiene derecho a mancillar naciones, destruir pueblos y culturas; a erigirse en Dios del “bien y del mal”; a humillar y ultrajar en el nombre de sagrados sentimientos. El “elegido del Señor” no puede ser quien llena de metralla, desolación y muerte a Iraq y Afganistán; quien protege a los sionistas de Israel y les brinda su apoyo contra los hijos de Yaser Arafat en la Palestina ocupada.
Menos, mucho menos, quien recrudece el más bárbaro bloqueo económico, y el más antiguo, contra la Isla de la Libertad, luchadora incansable, y siempre amiga, de los oprimidos y de los pobres del mundo; un país que desborda solidaridad y reparte esperanzas y bienestar por doquier.
Pero eso no pueden perdonárnoslo, ni el Gobierno de W. Bush, ni sus acólitos de Miami, quienes revueltos por estos días, y envalentonados con los graznidos del buitre mayor, se empecinan en no ver lo imposible que les será siempre ensuciar con sus botas asesinas, nuestro suelo patrio. ¡Qué ignorantes! ¡Qué bárbaros! ¡Qué neófitos!
No importa que a Luis Posada Carriles, o al Comisario Basilio, o como quieran nombrarlo, lo protejan; no importa que se le sancione o no; los pueblos del mundo ya lo han condenado; antes lo hizo el de Cuba, porque cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla.
Tiemblen en sus madrigueras las alimañas que mantienen prisioneros en cárceles de Estados Unidos a René, Fernando, Gerardo, Antonio y Ramón, cinco heroicos jóvenes que sin temor al peligro, y aun a costa de sus propias vidas, se enfrentaron al enemigo en las mismas entrañas del monstruo, para salvaguardar las conquistas de la Revolución.
Por eso no importan sacrificios; el momento es de lucha por la vida; por la justicia: miles, millones de voces de todo el mundo, se funden en un solo corazón para exigir su libertad y lo hace cuando, al margen de hordas asesinas, la humanidad lanza un grito de esperanzas por la humanidad.

Violencia en el hogar

La violencia en el hogar, especialmente los golpes propiciados a la esposa, es tal vez la forma más generalizada de violencia contra la mujer.
Estudios fiables realizados a gran escala en muchos países demuestran que más del 20 por ciento de las mujeres han sido víctimas de maltrato por parte de los hombres con quienes viven.
En el Informe sobre el Desarrollo Mundial, se da a conocer que las violaciones y la violencia en el hogar culminan en la pérdida de más años de vida saludable, entre las mujeres de 15 a 44 años de edad, que el cáncer mamario, el cáncer del cuello del útero, el parto obstruido, la guerra o los accidentes de tránsito.
En respuesta a la Plataforma de Acción de Beijing, los Estados Miembros de las Naciones Unidas y la comunidad internacional han tratado de encontrar la manera de combatir más eficazmente la violencia en el hogar:
Muchas naciones han promulgado leyes en las cuales se reconoce que la violencia ejercida por los maridos debe ser tratada de la misma forma que la practicada por extraños y los definen como graves violaciones de la integridad de la mujer, y se someten a penas más severas que en los casos en que esos mismos actos son realizados por extraños
Si existe violencia en su relación, la mujer debe conversar con su pareja y decirle que la violencia debe terminar; dejar de justificarla diciéndose que a veces uno mismo la provoca con su actitud. Nada fundamenta la violencia, por lo tanto no deben avergonzarse, ni sentirse culpables por sufrir estas agresiones, pues una gran cantidad de ellas la sufren diariamente. Lo importante es cambiar esa situación.
Si la mujer es víctima de la violencia doméstica, no debe aislarse; por el contrario, recurrir a sus familiares o personas amigas y contarles su problema y buscar un lugar donde refugiarse en momentos de emergencia si se ve imposibilitada de quedarse en el hogar. Aguantar no es la solución, ni pensar que todo pasará; después la violencia puede ser peor y su vida y la de sus hijos, correr peligro. La víctima ha de buscar asistencia legal e informarse de las leyes que las protegen.
La mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, a no perder a sus hijos, a reclamar para ellos la pensión alimenticia que les corresponde, a denunciar a quien la agreda y, sobre todo, a crear a sus hijos en un ambiente sano, sin crueldad.
Es aconsejable que la mujer víctima de violencia doméstica salga del hogar, salga a la comunidad, denuncie, se rodee de testigos y hable en los lugares a los que concurre, de modo que los vecinos entren en este tema y lo repudien y lo rechacen.
El espacio público es el que puede ayudarla a romper ese círculo. En esa salida a la comunidad, es fundamental, una vez suceda la situación de violencia, hacer la denuncia en la estación más cercana de la policía o en los tribunales de justicia correspondientes. Dentro de lo posible, es conveniente que siempre se haga acompañar por alguien de confianza, porque el refuerzo de otra persona le da más seguridad a la hora en que le tomen la declaración porque si hay violencia, hay delito y tiene que ser castigado.
Siempre que haya muestras físicas de maltrato, también tiene que concurrir, al primer centro asistencial de salud de la comunidad, donde quede muy claro el diagnóstico y posible antecedente de futuras violaciones..
En todos los casos se deben tomar la mayor cantidad de providencias posibles que puedan nutrir su expediente; tener siempre a mano sus documentos y los de los niños; todo lo que le permita acreditar ante el tribunal los vínculos y los títulos de propiedad de los bienes que comparten. Es muy importante que la mujer pueda reconocer y defender sus derechos.
Las lesiones (producidas con o sin armas), las amenazas para atemorizar, someter y asustar, la violación (aún cuando el violador sea el marido, concubino, padre u otro familiar), las relaciones sexuales con una menor, el abuso deshonesto, constituyen delitos y como tales deben denunciarse lo antes posible.
Si al hacer la denuncia, hay marcas de los golpes, la víctima debe ser sometida a reconocimiento médico, el cual debe definir si las lesiones son graves y de serlas, expedir el certificado correspondiente con el resumen de los motivos de la atención, gravedad de las lesiones, deformaciones permanentes, secuelas o consecuencias de incapacidad, debilidad mental u orgánica, problemas para engendrar o concebir, abortos provocados u otras.
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Aprendamos a estudiar

Para todo joven, o para la inmensa mayoría de ellos – e incluso para su familia- ingresar en la Universidad representa una aspiración muy importante, una meta ambiciosa que no todos logran alcanzar que requiere grandes esfuerzos, al tiempo que proporciona emociones, alegrías, cambios en los hábitos de estudio, en fin…
Para enfrentar estos cambios con éxito el joven debe revisar el método de estudio que hasta ahora ha empleado, para lo cual existe un compendio de materiales elaborado por las MSc licenciada María Julia Becerra Alonso e ingeniera Annia La O Thaureaux, del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, titulado Habilidades básicas para el aprendizaje en la Educación Superior, el cual tiene el propósito de ayudarte en ese empeño.
El estudio de este documento debe permitirle al educando desarrollar habilidades en todo lo concerniente a organizar y planificar su tiempo de estudio, determinar lo esencial en un contenido, leer con rapidez y profundidad, comunicarse con eficiencia y evaluar su desempeño como estudiante.
Estas habilidades son exigencias permanentes para el aprendizaje, pues el cúmulo de tareas que realiza el estudiante universitario deberá articularlas adecuadamente con sus estudios en la especialidad de que se trate. Sólo si se organiza el tiempo y se planifican las jornadas, se podrá realizar cada tarea con eficiencia, de lo contrario lo sorprenderán siempre las evaluaciones, se le acumularán las actividades y se sentirá agobiado y tenso.
La actividad intelectual implica saber determinar aquellos contenidos esenciales que le permitan avanzar en el aprendizaje, buscando, sobre todo, un método para aprender a aprender y obviar aquellos contenidos que son complementarios y no resultan indispensables.
Durante su formación profesional, el joven tendrá que leer extensos materiales: libros, artículos, textos en general, con diferentes niveles de complejidad, indispensables para su preparación y es muy probable que tenga ya formado un hábito de lectura, solo que ahora necesitará desarrollar la habilidad de leer rápido y de manera profunda.
Como futuro profesional debes saber comunicarte, en el más amplio sentido. Tanto con el desarrollo de habilidades comunicativas que te permitan una relación interpersonal adecuada, como mediante el uso de los recursos que ofrecen las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
Junto a estas habilidades el estudiante debe saber evaluar sus cualidades para la actividad de estudio, de manera que corrija sus dificultades y potencie sus zonas de éxito.