Tuesday, December 06, 2005

Martí, prolífico periodista

En su prolífica obra literaria José Martí se destaca como periodista. Con apenas 16 años de edad redacta el editorial de El Diablo Cojuelo, cuyo mérito consiste en ser uno de sus aportes iniciales al género, y además, el único concebido en un estilo sarcástico e hilarante que jamás volvería a ensayar. Por esa época también dirige el semanario Patria Libre. En 1875 se inicia como redactor de la Revista Universal, de México, en la que escribe con los seudónimos de Anahuac, primero, y de Orestes, después.
Puede asegurarse que casi toda la producción literaria de José Martí fue concebida en el ejercicio del periodismo, en el quehacer cotidiano, en la práctica severa y vertiginosa del diarismo, sin olvidar que sus versos primeros salen en el periódico y que su estreno como hombre público, aún adolescente, se genera a través de la prensa.
Periodista y comunicador por excelencia, Martí habló sobre los deberes de la prensa: “No es oficio de la prensa periódica informar ligera y frívolamente sobre los hechos que acaecen, o censurarlos con mayor suma de afecto o adhesión. Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar y dirigir; tócale examinar los conflictos, no irritarlos con un juicio apasionado; no encarnizarlos con un alarde de adhesión tal vez extemporánea, tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles, someterlas a consulta y reformarlas según ella; tócale, en fin, establecer y fundamentar enseñanzas, si pretende que el país la respete, y que conforme a sus servicios y merecimientos, la proteja y la honre”.
Y es que para Martí “tiene la prensa periódica altísimas misiones; es la una explicar en la paz, y en la lucha fortalecer y aconsejar; es la otra hacer estudio de las graves necesidades del país, fundar sus mejoras, facilitar así la obra a la administración que rige, y ya que tantas graves cuestiones preocupan en una nación que asciende de una situación vacilante y anómala, a la tierra dueña y libre, ayude la prensa periódica a los que gobiernan, señalando y presentando estudiadas las cuestiones que han menester más seria y urgente reforma”.
En 1880, cuando llega a Nueva York colabora con varias revistas, incluida The Sun. Al año siguiente reside en Venezuela, donde edita la revista Venezolana. En 1882 envía desde Nueva York su primera correspondencia a La Nación, en Buenos Aires y colabora con la Opinión Nacional, de Caracas. En 1883 se le encomendó la dirección de la revista La América, a propósito de la cual anotara en su cuaderno de apuntes, lo que bien puede considerarse su credo periodístico:
“Que no haya una manifestación de la vida, cuyos diarios accidentes no sorprenda al diarista: -eso es hacer un buen diario-. Decir lo que a todos conviene, y no dejar de decir nada que a alguien pueda convenir. Que todos encuentren en el diario lo que puedan necesitar saber. Y decirlo con un lenguaje especial para cada especie: escribiendo en todos los géneros, menos en el fastidioso de Borleau, desdeñando lo inútil y atendiendo siempre lo útil elegantemente”.
Y añade Martí: “Que un periódico sea literario, no depende de que se vierta en él mucha literatura, sino que se escriba literalmente todo. El periódico ha de estar siempre como los correos antiguos, con el caballo enjaezado, la fusta en la mano, y la espuela en el tacón. Al menor accidente debe saltar sobre la silla, sacudir la fusta, y echar a escape el caballo para salir pronto y para que nadie llegue antes que él...”
Martí trasciende distancias y su palabra escrita llega a otras publicaciones: el Partido Liberal, de México, La Mezcla y la Revista Ilustrada, de Nueva York, entre otras muchísimas publicaciones, pero lo que marca un verdadero hito en su labor periodística fue la creación y redacción del periódico Patria, cuyo primer número ve la luz pública el 14 de marzo de 1892:
“Para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad, nace este periódico. Nace este periódico a la hora del peligro, para velar por la libertad, para contribuir a que sus fuerzas sean invencibles por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer por nuestro desorden”.
El periódico Patria fue para el Maestro vehículo idóneo para la expresión de ideas, el esclarecimiento de concepciones y de la misión del Partido Revolucionario Cubano. Es en Patria, como corresponsal de guerra, donde Martí periodista alcanza su gloria mayor, la cima anhelada, allí donde fue actor, héroe y relator de la guerra que él soñó y ayudó a formar. Precisamente su última misión periodística fue como corresponsal de guerra del periódico Patria.
Y es que muere Martí en los momentos en que se inician en los campos de Cuba las batallas de su guerra necesaria, a la cual dedicó, desde las más disímiles tribunas, incluido el periódico Patria, todo lo inmenso y rico de su corta, pero fructífera vida.
Cayó como un soldado: “Yo evoqué la guerra, y mi responsabilidad comienza con ella, en vez de acabar. Para mí la Patria no será nunca triunfo, sino agonía y deber”.

Volverán

Pasan los días, los meses,
Pasan semanas y años.
Pasan, y crecen en tamaño,
Las victorias sin reveses.
La acción de los pueblos crece,
Crece en el mundo la acción
Y en un solo corazón
Se junta la voluntad
De toda la humanidad
Por su pronta liberación.

Libertad para los cinco
Héroes que allá en el imperio
Penetraron el misterio
De la mafia de Miami
Poniendo sobre el tatami
Sus mezquinas intenciones
Contra Cuba y las naciones
Pobres de este continente
Donde sus pueblos valientes
No aceptan sus condiciones.

Volverán, nadie lo dude,
Y aquí en su tierra bravía
Harán de la noche, el día,
Y al sol salir de la nube.
Bajar, lo que siempre sube,
Ascender, lo que desciende
Y si el imperio no entiende
Le digo de corazón
Que un pueblo en Revolución
Para siempre los defiende.

Thursday, June 09, 2005

La vida es luz



En el espléndido follaje de tus ojos, bellos ojos ¿sin luz? se sumergen mis
pupilas. Es suficiente. No necesito más. Su brillo de luciérnaga encendida, su
verdor incomparable me hablan de tu exquisita sensibilidad; de esa delicadeza
tuya, tan tuya, como tus esperanzas realizadas; como cada verso que escribes,
poesía tú misma, por la musicalidad de tu voz y por esa sonrisa ¿tímida? que
cautiva y alienta, y da ánimos, y aplaude.

Mis dudas no se desvanecen, porque nunca las tuve. Inquiero. Y sé de tu infancia; de tus lentes de contacto y de como a los 16 años comienzas a perder la visión aquejada de Retinosis Pigmentaria, y a pesar de todo concluyes la enseñanza preuniversitaria. Del
nacimiento de Ivan Ramón, lo más lindo que te ha podido suceder y de tu
invidencia posterior.

Alegrías y penas se juntan, pero no te amilanas y un buen día despiertas llena de lirismo y de ansias de
escribir, y lo haces, y en el taller literario de la Asociación Nacional del Ciego expones tus primeros textos un buen día de 1998: nace la poetisa, para bien de la cultura y beneplácito de quienes amamos el mágico encanto de la
poesía.

Por esa ruta encaminas tus pasos. La editorial Sanlope te acoge en su seno y nace Vigas del Invierno, tu
primer libro y luego otros poemas tuyos aparecen publicados en los catálogos
Yo, la peor de todas, de María Liliana Celorrio y Confecciones de Circe, de Mayra Hernández.


Estimulada, no te detienes: escribes, investigas, creas y en los fórumes de Ciencia y Técnica y otros eventos, dices presente: generalizas la regleta de escribir con
tinta, más útil desde entonces, y te premian por eso, por tu trabajo sobre la
inserción laboral de los discapacitados y por tu primer lugar en el Concurso
Nacional Villa Azul, auspiciado por la Casa Iberoamericana de la décima.

Otros premios enriquecen tu currículum: poesía para niños y otras décimas merecen el reconocimiento de la Asociación Hermanos Saiz y de los asistentes a los Juegos Florales de Matanzas, quienes te otorgan el de la popularidad.

Y ahora ¿qué haces? Sí, ya sé. Acabas de regresar del el evento internacional Cultura y Desarrollo, cuya sede fue La Habana, del 6 al 9 de junio. Allí mostraste tus experiencias en las áreas Braille del municipio Puerto Padre, donde resides y expusiste la necesidad de intercambiar conocimientos sobre el trabajo de los invidentes, de su rehabilitación y acerca de la confección de medios tiflológicos con recursos propios

Y aquí estás de nuevo, cargada de ímpetus para seguir viviendo, porque la vida es luz y es un privilegio para
quienes la dedican a hacer y a dar. Así eres tú, Danaisa Rojas Ochoa, auxiliar de información del área Braille, en la biblioteca Carlos Manuel de Céspedes, de Puerto Padre. ¡Enhorabuena!





Monday, May 23, 2005

Violencia asesina

Las guerras, cualesquiera que sean las causas que las generan, no respetan la vida de los niños. Cuando cae la metralla sobre una casa, una escuela, un hospital, o las balas atraviesan sus paredes, o faltan el agua, las provisiones y los medicamentos, son ellos quienes más sufren, por ser los más vulnerables.

Miles, millones de niños murieron en el siglo XX víctimas de la violencia asesina de quienes promueven y participan en los conflictos bélicos. Iraq no es la excepción, tampoco lo es Afganistán, como antes no lo fue Yugoslavia, Viet Nam y muchos países que se han visto agredidos por el imperio más poderoso de la tierra a través del tiempo.

Se asegura que en Iraq en los dos últimos años de agresión imperialista han muerto más de 100 mil civiles, cifra en verdad alarmante, máxime si se sabe que un gran porcentaje de los mismos son niños indefensos.

Todo esto ocurre a pesar de los esfuerzos que se hacen desde inicios de la pasada centuria para brindarle una adecuada protección a este grupo poblacional. En ese tiempo muchos gobiernos e instituciones han hecho declaraciones, firmado convenios y promulgado otros textos jurídicos para garantizar los derechos de los infantes a la vida, la educación y la salud.

La Liga de las Naciones aprobó en 1924 la Declaración de Ginebra sobre los derechos del niño. En 1949 se firmaron los Convenios de Ginebra y en 1977, sus Protocolos adicionales. En noviembre de 1989 la comunidad internacional ratificó, en Nueva York, la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.

Existe, sin embargo, una colosal diferencia entre las minuciosas disposiciones elaboradas por los expertos y la realidad de los infantes arrastrados por la vorágine de la guerra. El desprecio, la violación, el quebrantamiento de su derecho por parte de los combatientes y jefes militares que los asesinan para “conquistar el futuro”, contravienen las normas más elementales de humanismo y caridad.

Pero lo peor de todo, aun cuando se observan ciertos gestos solidarios, es la propensión de la sociedad, por pura negligencia, a tolerar tales comportamientos, cuando en realidad la humanidad toda debía levantar su voz a favor de los mismos, que no por ser las víctimas más pequeñas de un conflicto, son las más insignificantes.

Datos corroborados por este periodista reflejan que en tiempo de guerra la falta de alimentos, el sarampión, las enfermedades diarreicas y las infecciones pulmonares pueden causar la muerte del 50 al 95 por ciento de los menores de 5 años.

Otros informes indican que las minas también suponen un gran peligro para ellos, pues pueden resultar heridos mientras juegan. En Somalia, por ejemplo, las estadísticas demuestran que las tres cuartas partes de las víctimas de las minas fueron, y aún siguen siendo, los niños de entre 5 y 15 años, en tanto durante el conflicto yugoslavo dos pequeños ingresaban cada día víctimas de estos artefactos.

Violencia genera violencia. No es de extrañar entonces que en los propios Estados Unidos, niños asesinen a niños incentivados por un sistema que la promulga y promueve como un estilo de vida, un país en el cual la familia corre el riesgo constante de que le avisen del colegio donde tienen a su hijo, que un adolescente de su propia edad lo mató, sin otra razón que el odio visceral y desmedido que se les inculca a través de la televisión, el cine y otros medios.

¡Qué diferente es la vida de nuestros muchachos! ¡Cuánta tranquilidad se respira en los hogares cubanos donde cada uno de ellos tiene derecho a los alimentos, a la asistencia médica, a la cultura y a la educación!

Desdichadamente en la inmensa mayoría de los países, incluidos los más ricos, sucede todo lo contrario, aun cuando los niños encarnan el futuro y necesitan protección para poder crecer sanos y salvos.

Por eso es tan importante ponerles coto a los conflictos armados, internos o internacionales, tarea a la cual la humanidad toda debe dedicar sus máximos esfuerzos; mientras esto no ocurra, la supervivencia de los niños depende, en lo fundamental, de la capacidad de las instituciones humanitarias para asistirlos.

Hay que dar a los niños la posibilidad de sobrevivir y desempeñar su papel en la sociedad. En sus manos está el futuro de la humanidad.

Adicción fatal

El consumo de sustancias legales sin la debida prescripción médica puede provocar en el individuo efectos indeseables y nocivos para la salud humana, que de no evitarse, conducen a la tolerancia, la abstinencia, la sobredosis, la intoxicación y… la muerte.

No por recurrente deja de ser importante la necesidad de continuar alertando sobre los peligros de una práctica tan peligrosa como la ingestión indebida de medicamentos controlados como drogas o de acciones similares, los cuales producen efectos completamente distintos a los deseados, a extremos tales que en breve tiempo pueden “enganchar” o “esclavizar” a quienes los consumen.

La adicción a sustancias de este tipo está determinada por una serie de síntomas psicológicos que indican pérdida del control en su uso, a pesar de las consecuencias adversas que ese consumo supone para su salud. Esta práctica trae consigo la dependencia, determinada por el conjunto de síntomas físicos y psicológicos que indican pérdida del control sobre el uso de esa sustancia.

En conversación con la doctora Noris Hall Reyes, jefa del Grupo Operativo de Salud Mental y Adicciones (GOSMA), conocí que en la actualidad todas las áreas de salud de Las Tunas cuentan con los especialistas correspondientes, quienes, junto al médico y la enfermera de la familia, tienen la tarea de prevenir el consumo de sustancias nocivas a la salud, con la práctica de ejercicios físicos y de hábitos sanos como la lectura, la música, el deporte y otras actividades recreativas y culturales.

Pero es muy importante, explica la joven especialista de Primer Grado en Psiquiatría, extremar las medidas en todas las unidades asistenciales para evitar el uso indebido de medicamentos controlados como drogas o de efectos similares.

Ello no excluye la facultad de nuestros médicos: neurólogos, reumatólogos, clínicos, pediatras, cardiólogos o de la familia, entre otros, de indicarlos a las personas necesitadas, previa emisión del certificado correspondiente y de la receta con los datos requeridos.

Lo que sí debe tenerse en cuenta es que muchas de las personas que acuden, por tratamiento especializado o inconsultamente, a fármacos que pueden resultar perjudiciales para la salud, se están convirtiendo en adictos y al propio tiempo, están arriesgando sus vidas.

El artificio, el anzuelo, las situaciones que pueden esclavizar a las personas al uso de medicamentos, van desde la búsqueda de alivio o solución a un problema de salud, hasta la satisfacción de determinada “necesidad” por los efectos placenteros que les causa la ingestión de estas sustancias.

Eliminar las brechas que hacen vulnerable al sistema, con mejores condiciones de seguridad y protección y la supervisión constante y efectiva de lo establecido al respecto, es deber de quienes prescriben y comercializan estos medicamentos, tarea que depende mucho de la voluntad y responsabilidad de cada ciudadano, pues la adición a los medicamentos controlados como drogas o de efectos similares, es fatal para el bienestar y la salud de los seres humanos.

Una niña llora

A Ibet, hija de René

Mami ¿dónde está papá?
-dice una niña que llora-
Mami, ¿puedo verlo ahora?
Di que sí puedo, mamá.
Que más quisiera, mi amor,
-responde la madre buena-
Por ti siento mucha pena
Y un infinito dolor.
-¿Dolor? ¿Por qué madre mía?
Es mi padre y yo lo quiero.
-Yo lo sé, pero no puedo
darte ahora esa alegría.
-Pero ¿por qué? Di mamá.
-Porque el monstruo nos lo impide,
para separarnos vive,
no conoce la piedad.
-¿El monstruo? Querrás decir
el verdugo de los niños,
que impide que mi cariño
papi pueda recibir.
-Eso es verdad, mi amor,
pero tu papi te adora,
y cuando su niña llora,
también llora de dolor.
¿Sí?, si es así, no lloro más,
yo no quiero que esté triste.

¡Papi, no sufras, resiste!
¡Esa es mi felicidad!